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Una economía huérfana

Por: José Roberto Acosta, aliado PARES


Lo dijo el propio Gerente General del Banco de la República: “La polarización está afectando la economía”. Pronunciamiento sin precedente en la historia de nuestra banca central autónoma e independiente, pero que una vez planteado causó revuelo en los círculos empresariales y académicos del país.


La reacción del Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, célebre por la estafa de los Bonos Agua, fue decir que lo que manifestó el Gerente del Banco de la República era “pura paja”, pero con tan mala suerte que, de acuerdo con un estudio del departamento de investigaciones de Corficolombiana “una reducción de la polarización disminuiría el costo de la deuda del gobierno en mayor proporción que un aumento en la calificación soberana por parte de las tres principales agencias”.


No es paja. El gobierno tiene huérfana a la economía, y aunque el motor de esta es la iniciativa privada, tanto consumidores como empresarios están preocupados por el hecho cierto de que los ríos de leche y miel prometidos por el uribismo nada que aparecen y, por el contrario, solo destilan hiel y cal sobre una nación acorralada por los discursos de división, estigmatización y criminalización de la oposición.


Tal y como lo denunció el Banco de la República, el crecimiento es peor de lo que inicialmente nos informó el DANE: en la página 4 del Boletín Técnico sobre el Producto Interno Bruto se presenta una comparación de la producción observada en el primer trimestre del año pasado, contra el primer trimestre de este año, mostrando un crecimiento del 2,8%, tomando la “serie original” de datos.


Muy por debajo del 3,2% esperado por el mercado, pero muy por encima del 2.3% que debió haberse presentado si se hubiese tomado la “serie corregida de efecto estacional y calendario”, serie corregida que sí usa el DANE para comparar la producción del último trimestre del año pasado contra el primer trimestre de este año, y que arroja un cambio de cero por ciento (0%), es decir, estancamiento.


El mensaje principal del Gobierno en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, que es la bitácora de política económica, es apostarle todo al crecimiento. Pero esa apuesta se está perdiendo y la pagaremos todos.


El flojo crecimiento del primer trimestre, de apenas el 2,3%, difícilmente mejorará: la confianza del consumidor sigue en terreno negativo, la inversión extranjera de portafolio en Colombia, representada por las compras de acciones y títulos de deuda pública en nuestro mercado, se desplomó desde los US$ 1.830 millones en los primeros cinco meses del año anterior, a sólo US$118 millones en el mismo periodo del presente año.


El índice de producción industrial, que hasta marzo pasado había mostrado variaciones anuales mes a mes de 2,85% en promedio, apenas subió 0,2% el pasado mes de abril, y si a eso se le suma el reciente cierre de la vía Bogotá-Villavicencio, el resultado de crecimiento esperado para el segundo trimestre, probablemente decepcione de nuevo.


Sin un crecimiento superior al 3,5% el desempleo empeorará, sumando a los 2.524.000 desempleados actuales, a los 2.668.000 que viven del rebusque callejero y a los 6.815.000 que a pesar de tener un contrato laboral, tienen una ocupación desajustada a su perfil. Doce millones de compatriotas en pauperización laboral que no incluye a los venezolanos que también presionan el mercado laboral.


Los beneficios que la Ley de Financiamiento a las inversiones en capital no se concretan, pues midiendo su comportamiento en el presente año por las entradas de inversión extranjera directa en la balanza cambiaria hasta el 31 de mayo pasado, esta sólo reacciona en el sector de petróleo y minería con USD$3.325 millones, subiendo 30,34% frente al mismo periodo del año pasado, mientras que la inversión en otros sectores apenas llega a USD$850 millones, reduciéndose 16% respectivamente. Por ello, la inmoral insistencia del gobierno con el fracking, como medida desesperada para seguir viviendo de la renta petrolera.


Otras propuestas desesperadas del gobierno van, desde ‘raspar la olla’ de las próximas generaciones vendiendo ISA y el 8,5% de Ecopetrol, hasta aceptar como cuota inicial para la compra de vivienda apenas el 10% del valor del inmueble, incentivando aún más elevado el endeudamiento de hogares y aumentando los riesgos financieros. Y cuidado con la improvisada prima a la canasta familiar que, además de señuelo electorero, genera desorden inflacionario y de competitividad.


Mientras tanto, el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social guarda silencio ante la pauperización del mercado laboral por cuenta de los engañosos “unicornios” tecnológicos como Rappi, que además de deformar la contratación laboral disfrazando a sus trabajadores dizque de “emprendedores”, ya empiezan a recibir protestas de ellos por el inaceptable régimen de remuneración que se asemeja a la esclavitud. Mientras que negocios de la misma linea, como Domicilios.com, ya reconocen prestaciones sociales a sus trabajadores desde el año pasado, demostrando que de lo que se trata es mirar si se puede hacer dinero y enriquecimiento privado cumpliendo los mínimos legales, o no.


Ya la banca internacional, como Banco Itaú y Bank Of America, han dicho que el crecimiento económico de este año no será del 3,6% como perfila falsamente el uribismo, sino que apenas llegaremos al 2,6%. Grave resultado que generará mayor desempleo, más protesta social y menos gobernabilidad de un régimen dedicado solo a la publicidad en redes, y poco o nada a una política económica seria, sostenible y para las mayorías.

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