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Violencia en el Cauca: atentado dejó a cinco personas heridas

Por: Katerin Erazo , Periodista




En el municipio de Argelia, Cauca, se enfrentó a una situación alarmante de violencia. Este 23 de enero, una motobomba explotó en pleno casco urbano, dejando cinco personas heridas, entre ellas tres civiles y dos militares. Según informó el general Federico Mejía, comandante de la Tercera División del Ejército, el atentado ocurrió mientras una patrulla escoltaba dinero recaudado por el Banco Agrario. “Seguramente pensaban que los soldados transportaban estas sumas de dinero”, afirmó Mejía, subrayando la posible motivación del ataque.




Sin embargo, este atentado no es un hecho aislado, sino parte de un contexto más amplio y alarmante que refleja la disputa entre diversos actores armados en el departamento del Cauca. Una fuente anónima de la región explicó que tres grandes grupos tienen presencia en esta zona: la Segunda Marquetalia, la estructura Carlos Patiño y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Cada uno de estos grupos mantiene dinámicas de control territorial, alimentadas por economías ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal, lo que agrava las condiciones de vida de las comunidades locales.


La Segunda Marquetalia, particularmente su estructura conocida como Diomer Cortés, opera desde el corregimiento de Sinaí hacia zonas rurales del municipio. En contraste, la Carlos Patiño tiene una fuerte presencia en El Plateado y el cañón del Micay, lugares que han sido epicentro de recientes enfrentamientos y ataques. Además, el ELN, aunque con menos protagonismo en esta región específica, se ha relacionado con alianzas temporales para contrarrestar el poder de la Carlos Patiño.


Según la fuente, hace aproximadamente seis meses se especulaba sobre una colaboración entre la Segunda Marquetalia y el ELN para enfrentar a la Carlos Patiño, aunque estos acuerdos son frágiles y responden principalmente a intereses estratégicos. La llegada de la institucionalidad al corregimiento de El Plateado podría modificar estas dinámicas, pero hasta el momento, la situación sigue siendo crítica.


El atentado con la motobomba, ubicado en un barrio cercano a un centro de salud, deja entrever una estrategia sin objetivos políticos claros, según la fuente. "Colocar una bomba cerca de un puesto de salud demuestra que estos grupos no tienen una visión política de sus acciones, buscan generar terror y distraer a la fuerza pública frente a otras actividades que seguramente ocurren en zonas de tránsito estratégico del municipio", afirmó.


Asimismo, se destaca que la Carlos Patiño tiene vínculos directos con el narcotráfico, cobrando impuestos relacionados con la siembra de cultivos ilícitos y controlando actividades de minería ilegal. Estos recursos fortalecen sus estructuras armadas y perpetúan el ciclo de violencia en la región. Por otro lado, aunque la Segunda Marquetalia se presenta como un grupo con una orientación política más definida, sus acciones también están influenciadas por las economías ilícitas que predominan en el Cauca.


El conflicto en el Cauca no solo se traduce en enfrentamientos armados, sino también en un impacto profundo en la vida de las comunidades. La fuente explicó que la normalización de la violencia y la narcocultura han creado un entorno en el que muchos jóvenes ven en los grupos armados una alternativa de vida. “Es difícil esperar que un niño o un joven no se unan a estas estructuras si es lo único que ven y lo único que tienen a su alcance”, aseguró.


El reclutamiento juvenil no siempre se da bajo coacción. En muchos casos, los jóvenes son atraídos por los recursos que estos grupos les ofrecen, como motocicletas, teléfonos celulares o dinero para mantener un estilo de vida relacionado con la narcocultura. Estas dinámicas están profundamente arraigadas, ya que, en algunas familias, la vinculación a los grupos armados ha pasado de generación en generación.


Según la fuente, la solución al conflicto en el Cauca debe ir más allá de las intervenciones militares. Es fundamental garantizar inversión social, económica y estructural por parte del Estado, pero también implementar estrategias de prevención y apoyo psicosocial en las comunidades más afectadas. “Es necesario blindar a las nuevas generaciones con alternativas de vida diferentes, que les permitan soñar y construir un futuro lejos de la violencia”, añadió la fuente.


El desafío de transformar la realidad del Cauca es monumental. La presencia histórica del narcotráfico, las disputas territoriales entre los grupos armados y la falta de oportunidades para las comunidades rurales crean un círculo vicioso difícil de romper. Sin embargo, abordar estas problemáticas de manera integral podría marcar el inicio de un camino hacia la paz y la estabilidad en una región que lleva décadas sumida en el conflicto.


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