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¿Y quién protege a los domiciliarios?

Por: Redacción Pares


En este período de confinamiento, varias compañías están viendo un aumento exponencial en su actividad. Por ejemplo Rappi ha visto aumentar su actividad en un 40% desde la llegada del coronavirus a Colombia. Una mirada desde su ventana o balcón es suficiente para constatar que las calles son frecuentadas principalmente por domiciliarios.


En este contexto, los domiciliarios son las personas que tienen mas interacción con las personas confinadas y, por lo tanto, un vector potencial del virus a hogares de miles de colombianos. Como consecuencia, la protección de esos trabajadores es fundamental para prevenir cualquier propagación del virus, proteger la salud de los domiciliarios y la de los usuarios de las aplicaciones de entrega.


El 27 de marzo el Ministerio de Salud publicó recomendaciones muy estrictas indicando que las empresas de domiciliarios deben :

– Dotar de mascarilla quirúrgica y guantes desechables a sus trabajadores.

– Dotar de overol o bata al domiciliario.

– Dotar de bolsas para que el trabajador guarde la ropa de trabajo y posterior lavado.

– Desinfectar los vehículos y elementos de seguridad con alcohol y portar un kit que incluya agua jabonosa o gel antibacterial, toallas desechables, tapabocas y bolsas.


Se pensaría que estas recomendaciones de sentido común ya fueron aplicadas espontáneamente por esas compañías. En los supermercados, a los empleados se les ha proporcionado durante mucho tiempo máscaras, gel y guantes para maximizar su protección.


Sin embargo, los usuarios ven, día tras día, que sus domiciliarios presentan equipos de protección desiguales y heterogéneos. En otras palabras, una señal de que no se les proporciona ninguna forma de equipo de manera organizada. Cuando se les preguntó, varios RappiTenderos confirman que no tienen información de su empleador sobre posibles entregas de equipos.


Es decir, las protecciones de las que se benefician algunos domiciliarios se financian por sí mismas, con los medios limitados a su disposición.


A pesar de que las recomendaciones indican que el suministro de equipos es responsabilidad de las empresas domiciliarias, la posición de algunas empresas en el sector, como Rappi, es que este tema es responsabilidad de las ARL. El tema se vuelve aún más incomprensible a la luz de comunicaciones previas de Rappi sobre la importación de cientos de millas de geles antibacterianos y máscaras por sus RappiTenderos.


Por ahora, por falta de claridad sobre quién tiene la responsabilidad por el costo de equipar a los trabajadores en la línea del frente para entregar comida y bienes de primera necesidad a los colombianos durante el período de confinamiento, se debe temer que el equipo usado por los domiciliarios se encuentra por debajo de todos los estándares necesarios.


Las consecuencias de tal situación son graves. La confianza del público solo puede erosionarse ante la falta de protección para los domiciliarios. La contaminación de este último podría aumentar, y como resultado los clientes podrían estar contaminados también.


En esta crisis, la responsabilidad social, económica y de salud de las empresas domiciliarias es mucho mayor de lo que ellos imaginan. Esperemos que se den cuenta de esto, o su ARL, lo suficientemente pronto. En la actualidad, esas empresas parecen mas interesadas en reducir sus costos para maximizar su posición económica privilegiada en la situación actual.

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