Un escenario electoral incierto y enrarecido

No es solo el grave atentado a Miguel Uribe Turbay y los fantasmas de un ignominioso pasado que empezaron a deambular por el país con esta acción. Es que en estos meses se han presentado 47 hechos de violencia directamente relacionados con la campaña electoral que han dejado 53 víctimas, entre ellas cuatro personas asesinadas.

Entre tanto la otra violencia, la consuetudinaria del ELN y la dispersa y letal de las disidencias de las extintas FARC y la muy extendida del Clan del Golfo y sus aliados, no descansa.  

Todas las violencias se están dando cita para perturbar unas elecciones ya bastante crispadas por la polarización política.
 

Pero lo más extraño es que hay, a la vez, una irritante polarización y una enorme dispersión y fragmentación del mapa electoral. Al momento están en campaña 75 precandidatos, pertenecientes a 32 partidos o dispuestos a buscar firmas entre la ciudadanía para acreditar sus aspiraciones.  Ninguno de estos candidatos alcanza el 15 por ciento en las encuestas y la distancia entre los primeros está en el margen de error de la medición.

Otros ingredientes, no menores, oscurecen el ambiente electoral. La confrontación entre las mayorías parlamentarias y el gobierno; una conspiración fallida para tumbar a Petro; una tensión inédita en las relaciones con Estados Unidos; la polémica que se ha desatado a raíz de la proposición  de incluir  en las elecciones parlamentarias de 2026 una octava papeleta para citar a una Asamblea Nacional Constituyente; la inestabilidad del gabinete ministerial y la llegada de altos funcionarios que despiertan muchas inquietudes en la oposición y  también en sectores de la coalición gobernante; y, por último, el juicio penal que se adelanta contra el principal líder de la oposición, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

La primera encuesta después del atentado a Miguel Uribe Turbay, la de Guarumo y Eco Analítica, trae estos datos de preferencia por candidatos que puntean en la lucha por la presidencia: aparece por primera vez como ganador Miguel Uribe con una intención de voto del 13.7%; le siguen Vicky Dávila (11.5%), Gustavo Bolívar (10.5%), Sergio Fajardo (8.7%), Daniel Quintero (8.1%) y Claudia López (5.3%).

El efecto del atentado es notorio. Uribe Turbay estaba lejos del primer lugar y marcaba un escaso cuatro por ciento antes de la agresión; en cambio Gustavo Bolívar que encabezaba las encuestas y en algunas mediciones tenía más del 15 por ciento de favorabilidad ahora pasa al tercer lugar con un 10.5%. También la medición favorece a Vicky Dávila que se ubica en el segundo lugar y obtiene un nuevo aire después de un declive en sus aspiraciones. Es un repunte de la derecha y un golpe a la izquierda y al centro del espectro político. 

Si Uribe Turbay triunfa sobre la muerte tendrá también una importante satisfacción política en medio del dolor y la tragedia y si el destino y la medicina no le ayudan en este momento crucial seguramente su esposa Claudia Tarazona jugará un papel importante en las elecciones de 2026.

La campaña apenas está empezando y muchas cosas cambiarán con el paso de los meses, pero resultará difícil superar el miedo y la incertidumbre de estos primeros meses.

Ayudaría mucho, en todo caso, un cierre esclarecedor y rápido de la investigación sobre el atentado al candidato Uribe Turbay. Saber por fin de donde vinieron los tiros y cuál era el propósito de esta muy oscura trama.

Pero los partidos políticos y los medios de comunicación  tendrán que poner mucho de su parte para aliviar el momento que vive el país. Quizás este 20 de julio cuando arranca la última legislatura y empieza el conteo regresivo para la finalización del primer gobierno de izquierdas sea el momento para tranquilizar los ánimos. El Congreso puede ser el escenario para un compromiso entre el gobierno y la oposición en función de las garantías políticas y de la condena a las conspiraciones y la violencia.
 

Por otro lado, las tres corrientes que disputan el favor de la opinión -La derecha, el centro y la izquierda- están llamados que ponerse en la urgente tarea de agrupar sus fuerzas a través de alianzas y consultas que disminuyan de manera drástica el número de candidatos y faciliten el debate de ideas sobre el futuro del país.

Defender la institucionalidad democrática asegurando que Colombia entra por fin en una alternación política tranquila donde las distintas vertientes  cuentan con garantías y posibilidades de ganar elecciones y llevar a cabo sus iniciativas y programas; cerrar el ciclo de violencia política y de protagonismo de las guerrillas mediante negociaciones de paz y estrategias de seguridad contra el crimen organizado; atender la demanda de reformas sociales y de modernización de la economía; adelantar una gran batalla contra la corrupción; son discusiones que le darían otro color a la campaña electoral en curso.
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León Valencia Director

Director de la Fundación Pares, un centro de pensamiento especializado en investigaciones sobre los conflictos sociales y políticos colombianos. Ha sido columnista de la revista Semana y los diarios El Tiempo y El Colombiano. Dirigió la investigación académica sobre la parapolítica que condujo a uno de los mayores escándalos judiciales del país. Ha escrito diversos libros sobre la realidad nacional, entre los cuales están: «La parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos; «Adiós a la política, bienvenida la guerra»; «Mis años de guerra»; «Con el pucho de la vida»; El regreso del uribismo; «Los clanes políticos que mandan en Colombia» y su más reciente novela «La sombra del presidente». Recibió el Premio Simón Bolívar de periodismo en 2008 en la modalidad “Mejor columna de opinión”.