
Hace cinco años la humanidad se enfrentaba a un nuevo reto, la pandemia. Desde su balcón, León Valencia veía la quietud del barrio de La Candelaria. Solo los viejos fantasmas se atrevían a pasear por sus calles de piedra. Entonces, reestableció una conversación epistolar con el negro Apolinar. Al borde de los temores de una presunta extinción humana, Mosquera le cuenta a su amigo sus últimas décadas, la tristeza de un amor perdido, el fracaso de los ideales, el cansancio de los años.
Acaba de salir en las librerías de todo el país La vida infausta del negro apolinar, y ya tiene sus primeros lectores. Algunos la califican de un drama colosal, una historia de amor pasada por ron, canciones de salsa, versos de Jorge Artel y peleas de Mohammad Alí. Es, además, la historia jamás contada de los sindicatos de caña, del sufrimiento de los negros en los ingenios, dando todo, hasta literalmente sus brazos en cada trapiche.
Algunos lectores han afirmado que a la literatura colombiana le hacía falta una historia de amor de estos quilates. En medio de nuestra violencia cotidiana, las historias de amor han sido un antídoto para nuestro dolor. Por eso, se escribieron María, El amor en los tiempos del cólera, y, en épocas tan turbias, volver a leer sobre los amores imposibles, sobre mujeres valientes, inspira, incita a que se vuelvan a regalar libros entre los amantes.
Uno de los primeros lectores fue Federico Díaz Granados quien, a raíz de los setenta años recién cumplidos de León Valencia, escribió estas palabras: Apolinar es su reverso y su reflejo porque, al igual que Apolinar, León ha caminado los bordes de la historia: el filo del amor y la pérdida, de la lucha y la escritura, de la vida clandestina y el deseo y sueño permanente de la paz. Como Apolinar, él ha conocido la violencia de cerca, la tentación del olvido, la redención de la palabra. También ambos escriben no solo para que el mundo se entere, sino para no dejar morir lo que alguna vez lo sostuvo. Apolinar, en su “vida infausta”, ha sido un boxeador de los días, un cantor de los suyos, un hombre que carga con su negrura como quien carga con una herencia orgullosa. Y León ha sabido narrar como los grandes juglares del Caribe nuestro destino y nuestro desastre. Es por eso que la novela, como la vida misma de León Valencia, es en el fondo, una historia de amor, de amor total por la literatura, por la vida contada en voz alta, por la memoria que no se resigna a desaparecer. Y en cada línea de esa novela, uno siente que está leyendo al mismo tiempo el corazón de su autor y sus noches de ron con los amigos con sus dolores que aún arden y sus batallas que todavía cantan y la esperanza y entusiasmo que también escriben.
Cambio, consciente de este suceso literario, está ofreciendo la novela por 119.000 pesos mas un año de suscripción a la revista. Después de La sombra del presidente, que fue un completo hit en ventas, regresa a la ficción Valencia, recordándonos que es uno de los grandes de la literatura colombiana.